«Llenos del Espíritu nos salvamos como hermanos» – Mensaje del Hermano Hernán Crespo.

Querida familia lasallista de Venezuela, reciban un saludo cordial y fraterno de parte de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Terminados los días de la pascua de la resurrección celebramos el pentecostés, fiesta que nos recuerda la herencia que nuestro Señor nos dejó: el Espíritu Santo. Abramos tanto nuestro corazón como nuestra mente para recibirle y dejarle actuar, poniendo en evidencia la manifestación de sus dones a través de nuestro proceder.

Después de vivir la dura crisis del encierro por la pandemia, nos encontramos en los duros momentos del ajuste, volver a la dinámica presencial. No ha sido fácil; eso de encontrarnos y vivir con ansiedad todo lo que la distancia nos quitó supone un gran reto. Volver al aula para estar cerca, pero a la vez distantes por la regulación de las mascarillas, así como el distanciamiento físico y los protocolos de bioseguridad que nos limitan.

Por otro lado, nuestros maestros siguen haciendo esfuerzos para encontrar las fórmulas que ayuden a mejorar nuestros procesos de aprendizajes. Igualmente, padres, madres de familia, queriendo reencontrar la escuela que conocieron y que lamentablemente ya no estará.

Fuera del contexto escolar, entonces nos encontramos con un país que aún no define su rumbo económico. Eso, indudablemente, sigue impactando nuestra dimensión social.

Por estos días vemos con preocupación el aumento de la violencia en los hogares, en las escuelas y en todos los espacios. El gobierno, a través del Tribunal Supremo de Justicia, está implementando sanciones tanto a menores que incurren en peleas y situaciones de violencia como a los docentes y responsables de los menores, en ocasiones, de manera injusta.

Lo cierto es que nosotros, como familia lasallista, debemos enfrentar la situación. Para ello entonces recurrimos a la educación, acción que debe estar impactada por los dones del Paráclito: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. San Juan Bautista De La Salle actuó bajo la acción del Espíritu Santo. Vio la escuela como un lugar para aprender y, mejor aún, como un lugar de salvación, donde los docentes dan su vida como embajadores de Cristo para llevar a sus estudiantes a salvarse. Desde entonces, los estudiantes tienen una responsabilidad importante: aprender cosas para la vida, matemáticas, literatura, ciencias, religión. Elementos que junto a los valores cristianos lleven a la comunidad educativa a vivir los valores de la FE, FRATERNIDAD, SERVICIO.

Con sendos regalos, dones del Espíritu Santo y el legado de nuestro fundador, les invito a toda la familia lasallista y con mayor atención a nuestros estudiantes, a revisar nuestro comportamiento y a restablecer la escuela que todos queremos. Una escuela en la que nos sentimos a salvo de la violencia, del robo y el maltrato, donde el diálogo y la confianza se vuelven pilares para mantener la vida FRATERNA; donde la oración y la vida espiritual llenan nuestra FE, ayudándonos a desarrollar los dones que tenemos. Y entendiendo que la fe sin obras está muerta, de manera tal que reconocemos al otro en el SERVICIO.

Cerremos nuestro año escolar de la mejor manera, reconociendo y felicitándonos por el trabajo bien hecho, evaluando nuestras malas actuaciones para seguir creciendo, pero, sobre todo, dejando actuar a Cristo que vive en nuestro corazón ¡por siempre!

 

Hno. Hernán Crespo.